
Con la llegada del invierno no solamente llegan las bajas temperaturas, sino también la desmejora de las circunstancias en las que conducimos. La falta de luz solar, las lluvias frecuentes, los vientos fuertes y en ocasiones las nevadas nos invitan a estar más alerta que nunca. Ya hemos visto algunas recomendaciones que debemos tener en cuenta al conducir en invierno; ahora es momento de enfocarnos en que nuestros vehículos estén a punto.
Ahora más que en ningún otro momento es cuando es necesario un buen anticongelante y refrigerante para evitar averías futuras. Ambos líquidos son imprescindibles para el correcto funcionamiento del coche. Pero lo cierto, es que son muchas las personas que no distinguen entre uno y otro. En TGAS queremos enseñarte cuáles son las diferencias entre ellos para que tu coche funcione correctamente.
Líquido refrigerante, ¿qué es?
Se trata de un compuesto que se ha formulado y fabricado específicamente para su utilización en vehículos. Cuenta con la capacidad de poder regular la temperatura de estos y evitar cualquier sobrecalentamiento en el motor.
Actúa también como un excelente limpiador de todo el sistema de refrigeración y como lubricante. Sus propiedades cuentan con una duración concreta, por lo que es necesario cambiarlo cada ciertos kilómetros o cada cierto tiempo.
Líquido anticongelante, ¿qué es?
El objetivo de este líquido es el mismo que el del refrigerante, con la particularidad de que el anticongelante puede llegar a soportar temperaturas muchísimo más bajas. No se congela nunca, por lo que puede realizar su labor incluso con demasiado frío, impidiendo que las piezas del motor se congelen. Hay diferentes tipos de líquidos anticongelantes dependiendo de las temperaturas mínimas que pueda llegar a aguantar sin congelarse.
Diferencias entre líquido refrigerante y líquido anticongelante
Se diferencian básicamente en las temperaturas mínimas en las que se puede mantener líquido cualquiera de los dos compuestos. Es decir, en la resistencia que tienen a la congelación. Por norma general, el líquido refrigerante no aguanta sin congelarse a una temperatura que se sitúe por debajo de los 0º C. En cambio, algunos tipos de anticongelantes pueden llegar incluso a soportar temperaturas que alcancen hasta los -45º C sin llegar a congelarse.
La diferencia entre los dos se debe a su formulación. El líquido refrigerante cuenta con componentes como diferentes aditivos, agua destilada y monoetilenglicol. Este último es clave, ya que evita la congelación cuando se llega a los 0º C y la evaporación al alcanzar los 100º C.
En caso de que la temperatura sea todavía menor, será necesario el anticongelante. Este se compone de monoetilenglicol también y de aditivos, pero no de agua destilada, aunque es cierto que en ocasiones se recomienda añadir un porcentaje pequeño de concentración de esta para aguantar sin congelarse a temperaturas extremas.
Duración
Ni uno ni otro duran eternamente. Ambos van perdiendo parte de sus propiedades con el uso y con el tiempo. De ahí que sea necesaria una revisión periódica del coche para valorar una posible renovación de dichos líquidos. Por otra parte, cada fabricante va a establecer unas recomendaciones que se deben seguir en lo que se refiere a la frecuencia del cambio. De esta manera se evitarán problemas en el coche.
Existen inviernos muy fríos y otros más templados, por lo que debemos adaptar nuestro coche en función a la temperatura a la que se encuentre expuesto. En aquellos climas más hostiles donde las temperaturas sean muy inferiores a 0º C lo ideal será optar por un anticongelante. Pero ¿Cómo saber cuál elegir? Descúbrelo a continuación.
Escoger el anticongelante correcto para tu vehículo
Una vez te ha quedado claro para qué y cuándo se utiliza cada uno de estos productos, probablemente te preguntarás cuál es el mejor anticongelante para que tu vehículo no tenga problemas en su sistema de refrigeración. Para ello debes seguir algunas recomendaciones.
¿Anticongelante orgánico o inorgánico?
Podemos diferenciar a los anticongelantes en función a la composición que presentan. Si bien todos cumplen las mismas funciones, existen tres tipos:
- Los anticongelantes inorgánicos suelen ser menos efectivos. Debido al uso de silicatos, suelen degradarse a través del tiempo, disminuyendo su efectividad y la capacidad de evitar la congelación es más baja que la de los orgánicos.
- Los anticongelantes orgánicos están formulados para soportar temperaturas mucho más bajas sin perder su eficacia y ser duraderos a través del tiempo. Son biodegradables, por lo que es la opción más ecológica.
- Los anticongelantes híbridos, al combinar ácidos orgánicos y silicatos, ofrecen lo mejor de los anteriores.
Recomendaciones para la utilización de anticongelantes
La primera es no mezclar nunca un anticongelante inorgánico con uno orgánico. Aunque ambos están formulados en base al etilenglicol, sus componentes anticorrosivos son incompatibles. Al mezclarlos, se anulan sus propiedades, por lo tanto dejan de funcionar como protectores pudiendo causar problemas en el motor.
También debes valorar la temperatura mínima a la que el vehículo puede llegar a verse sometido tanto cuando esté parado como cuando esté en marcha. No solamente hay que tener en cuenta la temperatura del ambiente de tu zona, sino de aquellas a las que vas a viajar o por las que circulas habitualmente.
Ahora que ya sabes cuál es la diferencia entre el líquido refrigerante y el líquido anticongelante, no dejes de tomar las medidas oportunas para mantener en buen estado tu vehículo frente al frío. Acude a tu gasolinera TGAS más cercana y súrtete de cualquiera de estos líquidos antes de salir a la carretera.