
Alcohol y conducción son incompatibles pero, de un tiempo a esta parte, existe otro binomio tan peligroso como el antes citado y es el que componen las palabras volante y smartphone. Estados Unidos, la cifra de accidentes mortales ha crecido en un 10% durante los seis primeros meses de este año y en la mayoría de esos siniestros está implicado el smartphone. En España, según datos de la Asociación de Víctimas DIA, un 37% de los conductores reconoce haberse puesto en peligro grave por utilizar el móvil mientras conducía.
En territorios como Cataluña, Islas Canarias o Valencia, las sanciones impuestas en los últimos meses por las autoridades responsables en materia de seguridad vial por uso inadecuado del móvil cuando se conduce superan o están muy cerca ya de las impuestas por conducir bebido.
Los datos de la Asociación de Víctimas DIA no engañan:
Hasta un 81% de los conductores encuestados reconocía en el estudio que la entidad realizó durante el pasado verano que utiliza la ayuda de aplicaciones móviles durante la conducción y las carreteras canarias no son ajenas a esta tendencia.
De ellos; el 31% emplea asistentes a la conducción y un 64% opta por sistemas de GPS o avisadores de radar integrados en el vehículo. Además, el 53% de las personas encuestadas afirma haber utilizado el móvil mientras conducía para atender llamadas, enviar mensajes o consultar redes sociales.
Las campañas de sensibilización sobre los peligros que entraña el uso del móvil al volante son constantes y, al tiempo, se intensifica también el despliegue que la Dirección General de Tráfico realiza para identificar a los conductores que utilizan el móvil mientras conducen.
La DGT ha instalado 270 nuevos radares
Durante este ejercicio, la DGT ha instalado 270 radares capaces de realizar hasta 50 fotografías en un segundo con el objetivo de identificar al mayor número posible de conductores que manipulan su smartphone mientras están al volante o no hacen uso del cinturón de seguridad. En España, usar un teléfono inteligente mientras se conduce está penado con una multa de 200 euros y la detracción de tres puntos.
El riesgo que supone utilizar estos dispositivos mientras se conduce es evidente, ya que distraen al conductor, hacen que relaje su nivel de alerta al volante y están implicados de uno u otro modo en la mayoría de los accidentes con víctimas mortales de los últimos años.
Por todo ello, conviene recordar una máxima que, no por evidente es menos válida: si hay que atender una llamada; lo mejor es parar en una estación de servicios y, desde el aparcamiento de esta, contestar. Y si no conocemos bien la ruta para llegar a destino, conviene también parar en una gasolinera y programar allí tranquilamente el GPS. Si no procedemos así, el riesgo de no llegar nunca o no poder contestar al móvil jamás es más que cierto.